Se han utilizado a lo largo de todos los tiempos en perfumerría por sus aromas, en medicina por sus propiedades terapéuticas y por su sabor, y en las prácticas esotéricas por sus cualidades mágicas capaces de guiarnos fácilmente hacia aquellos fines que perseguimos.
El espliego (Lavanda), por poner un ejemplo, tiene facultades en estos tres sentidos.
Por un lado sus propiedades medicinales actúan como calmantes y tónico nervioso, su aroma es muy apreciado en perfumería, y por último posee una gran eficacia dentro del esoterismo capaz de hacer conciliar el sueño o ayudarnos a que tengamos claridad en las visualizaciones.
Tiene también un uso terapeutico muy extendido dentro de la aromaterapia, tipo de medicina alternativa cuyos defensores piensan que los aceites esenciales tienen un efecto beneficioso sobre el cuerpo y la mente capaces de curar.
Sin embargo es su lado esotérico y mágico el que aqui nos interesa.
Desde este punto de vista se considera que las plantas y las esencias extraídas de ellas son grades condensadores de la energía de la Tierra, capaces de transmitirla al hombre para que la utilice cuando desee modificar estados de enimos y circunstancias de la vida. Son grandes auxiliadores que nos permiten llegar a un estado de consiencia necesario para conducir adecuadamente nuestras energías hacia el fin deseado. En este sentido todos los pueblos del mundo han utilizado los poderes de las plantas para producir cambios importantes en sus vidas.
Son muchas las propiedades mágicas que encierran en cada una de ellas.
Puede liberarnos de las energías negativas, alejarnos de todo lo nocivo, aportarno seguridad, y otras muchas más propiedades beneficiosas que detallaremos en la otra entrada (¿Cómo se obtienen las esencias? )